LA MAISON EN PETITS CUBES
HISTORIA:
Esos cuadros, esos bonitos cuadros que me hacen viajar a mi pasado. Pasan los meses, los días, las horas, los segundos, y yo, sigo aquí mirándolos con la misma ternura y admiración al igual que el primer día. A mi alrededor, todo se encuentra inundado, no hay existencia de vida alguna, tan solo esos pequeños peces que van buceando de un lado a otro y que me ayudan a subsistir, y algún que otro barco pesquero que va surcando los mares. Desde dentro, se puede oír el desconcertante crotoreo de esas gaviotas blancas, al que me he tenido que acostumbrar para así, evitar volverme loco. Al menos, aún conservo esa vieja tele, la que me ayuda a disminuir mi sensación de soledad y tristeza, y a amenizar los días en medio de esta ciudad sumergida inhabitada. Todo marchaba con total normalidad, hasta que un día,en cuanto me desperté descubrí que mi casa se volvía a inundar de nuevo, como anteriormente. No me cogía de sorpresa, era lo normal, tarde o temprano, la marea volvería a subir y el mar continuaría con su proceso. Debía hacer algo, por lo que me subí al tejado de mi casa para empezar a construir otra nueva planta encima de tantas y tantas construidas anteriormente. Me puse manos a la obra y empecé a poner ladrillos consecutivamente, pero siempre acompañado de mi queridísima pipa que no soltaba nunca, le tenía muchísimo aprecio a aquella pipa. Una vez terminada, debía de bajar antes de que el nivel del agua subiese más a por mis cosas, me subí en mi pequeño barco y empecé a transportar todas mis pertenencias, pero cual fue mi asombro, que mientras subía una de las cajas ¡PUF! se me cayó la pipa por aquellas ventanitas que había en el suelo por las que pescaba.
Dándola ya por perdida, volví a la nueva planta y coloqué todo, estaba ya hecho a la idea de que la había perdido, cuando de repente vi un traje de buzo. Sin pensarlo, me lo coloqué y fui a por ella, descendiendo las diferentes plantas por aquellas diminutas ventanitas. A medida que iba bajando, iba encontrándome con objetos que habían sido claves en mi vida relacionados con personas muy importantes para mí, aquella cama en la que anteriormente había estado postrada mi mujer, aquel sofá en el que había compartido tantos momentos con mi familia, esa puerta, esa cuna en la que había visto crecer a mi hija, muschísimos objetos que me hicieron volver al pasado.
Cuando al fin llegue a la primera planta de todas, empecé a asimilar todo el tiempo que había transcurrido desde que me encontraba allí, solo. ¿Cómo podía ser que solo hubiese sobrevivido yo? En fin, los echaba de menos y sobre todo a ella.
* El protagonista sigue construyendo plantas hasta el infinito, para así poder sobrevivir.
* Creo que la metáfora que nos muestra, es lo que podemos llegar a conseguir con la contaminación propulsando así, el calentamiento global.
Raquel López Vázquez 3º ESO A.